EMPRENDIMIENTO FEMENINO Y PATRIARCADO

SofiBy Sofi18/11/20209 Minutes

Emprendedoras somos muchas y dispares, aunque en los primeros resultados de Google sólo se destaque a emprendedoras con un perfil muy definido; normalmente provienen de largas trayectorias en empresas grandes, MBAs, cierto status y algo de capital detrás. Sin querer restar méritos a nadie, en este post de Wisdom mostramos otra cara del emprendimiento femenino.

La Tasa de Emprendimiento Femenino el año pasado fue del 6%, frente a 6,3% de la masculina. En España, 9 mujeres inician negocios por cada 10 hombres, 3 puntos por encima de la media europea, donde hay 6 mujeres por cada 10 hombres emprendedores.

Sin embargo, si nos enfocamos en la motivación por la cual mujeres y hombres emprenden, nos damos cuenta de que en España hay muchas emprendedoras que inician sus proyectos por necesidad y no por oportunidad, es decir, muchas mujeres se ven forzadas a emprender no porque vean una oportunidad para ganar más o continuar creciendo profesionalmente, sino por la falta de oportunidades para prosperar en el mundo laboral, llegar a puestos directivos y/o conciliar.

La motivación para emprender marca los cimientos de cómo se va a desarrollar cualquier proyecto, ya que los estudios demuestran que el emprendimiento por necesidad es más propenso al fracaso, crea menos puestos laborales y es mucho más precario que los negocios creados por oportunidad.

Desigualdad y estereotipos sociales:

El patriarcado ha impuesto durante siglos creencias culturales y patrones sociales que refuerzan la desigualdad y los estereotipos de género que condicionan nuestras oportunidades profesionales. La asignación de roles no remunerados, como el cuidado de hijos y dependientes, no es más que un reflejo de las expectativas sociales de género: que la mujer asuma las tareas domésticas y los cuidados, mientras el hombre desarrolla su carrera y se consolida como el mayor sustento económico familiar.

La expectativa de que las mujeres asumamos los cuidados y las tareas hogareñas hace que, por ejemplo, nosotras dediquemos 27 horas a la semana a cuidados no remunerados, mientras los hombres dedican una media de 14 horas. Esto se traduce en una mayor dificultad para conciliar y en menos tiempo para dedicarle a otras cosas, como buscar oportunidades laborales, nuevas fuentes de ingresos, networking, etc.

Brecha salarial y su impacto en el emprendimiento femenino:

Según los datos publicados por el INE (2019), las mujeres cobramos un 18,4% menos que los hombres. Esta brecha salarial no sólo mina la percepción de nuestra valía, sino que nos limita a la hora de independizarnos y tener un colchón para poder invertir en nuestros proyectos. Según el informe GEM 2019, el 60% de emprendedores utilizaron capital propio para crear sus empresas, en el caso de mujeres, se reduce al 41%, evidenciando que la brecha económica que existe entre géneros también tiene un impacto a la hora de emprender.

El maldito techo de cristal:

No hace falta mirar muy lejos para ver que la representación de mujeres en puestos de liderazgo, ya sea a nivel político, público o empresarial, sigue siendo minoritaria.

Solo un 17% de los asientos de los consejos de administración de empresas del Ibex 35 están ocupados por mujeres, o sea una mujer ocupa una de cada seis sillas. Se trata de la cifra más baja de Europa, que tiene una media de 1 mujer cada 4 sillas. Conforme vamos subiendo la escalera, esta diferencia es todavía más escandalosa: menos de 1 mujer por 20 hombres.

La falta de representación femenina en puestos de liderazgo no se correlaciona con el nivel educativo medio de las mujeres, según el Ministerio de Educación, el 51,9 % de las mujeres de 25 a 29 años ha finalizado estudios superiores, 11 puntos porcentuales más que los hombres de ese mismo grupo de edad (40,9%). Además, a nivel de resultados académicos, sacamos mejores notas desde Secundaria hasta la Universidad, por lo tanto no es un problema de si estamos preparadas o no, es un problema estructural que promueve las desigualdades y dificulta las oportunidades laborales de las mujeres.

Emprender es bonito, pero difícil. Además del reto de montar un proyecto, hay que tener capital, conexiones y tiempo.  Las desigualdades económicas, la falta de oportunidades en el mundo laboral y la conciliación son un lastre para que las mujeres emprendan motivadas por una oportunidad para crecer, y no por necesidad.

Desde Wisdom, nos hacemos eco de algunas medidas que podrían ayudar al emprendimiento femenino:

  1. Más medidas de flexibilidad, conciliación y corresponsabilidad en la crianza.
  2. Aumentar el número de escuelas públicas e infantiles.
  3. Asistencia o remuneración por el cuidado de dependientes.
  4. Auditorías salariales para controlar la igualdad salarial.
  5. Diversidad en los consejos de administración y a nivel directivo.
  6. Asegurar la representación e inclusión de las mujeres en toda planificación y toma de decisiones.
  7. Trabajo flexible.
  8. Apoyar el empleo y la protección de ingresos para las mujeres en toda la cadena.
  9. Mejorar las condiciones de acceso a financiación para mujeres emprendedoras.
  10. Ampliar la educación de género para acabar de una vez con el lastre de los estereotipos y roles asignados socialmente a las mujeres.

REFERENCIAS:

 https://www.accioncontraelhambre.org/sites/default/files/documents/diagnosticogeneroemprendimiento_cataluna.pdf
 https://www.gem-spain.com/wp-content/uploads/2020/06/Informe-GEM-Espa%C3%B1a-2019_20.pdf
https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/categoria.htm?c=Estadistica_P&cid=1254735976594